El pasado 26 de junio, alrededor de 30 sicarios emboscaron al Secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, en una colonia de clase alta de la capital. Tenían fusiles Barrett M82, un lanzagranadas, 34 armas largas, 54 bombas molotov, 96 cargadores, 2 mil 805 cartuchos y 5 camionetas blindadas. García Harfuch, que sobrevivió al atentado, lo atribuyó al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). La magnitud del arsenal decomisado, y el ataque orquestado en plena capital, eran muestra de poderío de la organización delincuencial.
Ayer, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) dio a conocer que el cártel que dirige Nemesio Oseguera, “El Mencho”, quien está prófugo, tiene operaciones criminales en 27 estados del país, esto es, en el 84% del territorio nacional, lo que lo convierte en el grupo delincuencial con más presencia en territorio nacional. No queda una región libre de su influencia: del norte al sureste, pasando por el Pacífico, el Bajío, el Golfo y el centro del país.
Y no sólo eso: junto con el Cártel de Sinaloa (o del Pacífico), el de Jalisco es una de las dos únicas organizaciones criminales que, además de su control doméstico, tienen operaciones transnacionales de tráfico de drogas, según el reporte de la autoridad federal.
Nacido en 2011 de una escisión del Cártel de Sinaloa, el CJNG se fortaleció durante el sexenio de Enrique Peña Nieto en muy poco tiempo, pasando de ser considerado una célula delictiva a un cártel de droga con capacidad de trasiego nacional e internacional.
En 2016, autoridades mexicanas y estadounidenses habían identificado sus operaciones delincuenciales en 16 estados del país. Hoy, cuatro años después, se ha apoderado del control territorial de otras 11 entidades, incluida la Ciudad de México, en la que, una y otra vez, las autoridades locales y federales han insistido en que no hay presencia de grupos del crimen organizado.
Sólo cinco estados –Durango, Nuevo León, Campeche, Tlaxcala y Yucatán– están libres del Cártel de Jalisco, según el reporte del gobierno federal, pero no así de otras agrupaciones delincuenciales.
Por ejemplo, Durango está dominado por el Cártel de Sinaloa, según el reporte de la UIF, mientras que en Nuevo León existen el Cártel del Golfo, Los Zetas y el Cártel del Noreste. Al mismo tiempo, hay estados totalmente controlados por el CJNG, como Nayarit, una de las entidades en donde comenzó a operar hace 9 años este grupo criminal, que se hizo llamar en sus orígenes “Los Mata Zetas”.
Santiago Nieto Castillo, titular de la UIF, señaló que dicho cártel, en su avance territorial por el Bajío, ha mantenido un enfrentamiento con el Cártel de Santa Rosa de Lima, que dirige José Antonio Yépez Ortiz, “El Marro”, ya detenido.
“Hubo un grupo criminal que estuvo generando acciones delictivas en la zona, Santa Rosa de Lima, y hay un enfrentamiento con el CJNG, hemos visto un corrimiento del Cártel de Jalisco hacia Guanajuato y hacia algunos espacios, incluso, en el estado de Querétaro”, indicó.
La actual administración ha lanzado una ofensiva para obstruir la capacidad financiera de los cárteles, una estrategia que ha contrastado con los gobiernos de Peña Nieto y Felipe Calderón, centrados primordialmente en detener o “abatir” a los liderazgos de los grupos delincuenciales. En el caso del CJNG, la UIF determinó el bloqueo de mil 968 cuentas de personas físicas y morales con recursos ilícitos por mil millones de pesos.
“La estrategia del gobierno anterior versó en la identificación de 122 objetivos, lograron detener o abatir a 116 de 122 líderes de grupos delincuenciales, sin embargo, esto es insuficiente, el combate al sicariato y al narcomenudeo no surtirá efectos si no viene acompañado de elementos (como) combatir las estructuras financieras de los grupos delictivos, en razón de que ése es el germen de la delincuencia, la posibilidad de que puedan seguir cubriendo los pagos a nacomenudistas, a sicarios, y por supuesto que obtengan ganancias que son incorporadas al sistema financiero”, planteó Nieto Castillo.
Nueva geografía criminal
En territorio mexicano hay una nueva división con las áreas de influencia de 19 grupos del crimen organizado, en el que es el primer mapa oficial del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sobre su presencia en el país.
En 2011, la administración calderonista había reconocido la existencia de nueve cárteles (el más nuevo, entonces, era el CJNG). El titular de la UIF precisó que durante el sexenio de Peña Nieto se permitió el fortalecimiento de ocho grupos delincuenciales locales: el Nuevo Cártel de Juárez y La Línea (ambos de Chihuahua); Los Viagra (Michoacán); el Cártel Independiente de Acapulco (Guerrero y Oaxaca); Los Marquina y/o el Cártel de la Sierra (Guerrero); La Nueva Familia Michoacana (Michoacán); La Nueva Plaza (Colima y Jalisco) y Los Colombianos (Morelos).
Nieto Castillo identificó a los otros 11 cárteles como los de mayor importancia. Cuatro de ellos operan en más de 10 estados, empezando por el CJNG, que tiene influencia en 27, seguido del Cártel de Sinaloa, con presencia en 21 entidades, especialmente del norte del país y el Pacífico mexicano, pero también de la Península de Yucatán, destino de turistas nacionales y extranjeros, una zona que disputa con Los Zetas.
Significativamente, el de Sinaloa no tiene operaciones identificadas en la zona del Golfo de México, área controlada principalmente por el Cártel del Golfo, Los Zetas y el CJNG.
El Cártel del Golfo tiene presencia en 14 entidades, seguido de Los Zetas, que opera en 13 estados, principalmente en Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Veracruz.
Otros siete grupos delincuenciales tienen influencia en un menor número de entidades, como el Cártel del Noreste, que opera en cinco estados (Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí y Zacatecas); Guerreros Unidos, en cuatro estados (Guerrero, Edomex, Morelos y Oaxaca); La Familia, en tres entidades (Guerrero, Edomex y Michoacán), y Los Beltrán Leyva, también en tres entidades (Oaxaca, Sonora y Sinaloa).
En Guanajuato y Guerrero se identificó al Cártel de Santa Rosa de Lima, mientras que en la CDMX y el Edomex operan los grupos rivales La Unión Tepito y Fuerza Antiunión.
Hay estados del país que son auténticos polvorines, pues en ellos coexisten varios grupos antagónicos del crimen organizado. El caso más grave es el del Estado de México, donde operan ocho grupos: el CJNG, el de Sinaloa, el del Golfo, Los Zetas, Guerreros Unidos, La Familia, Unión Tepito y Fuerza Antiunión.
En Oaxaca hay siete cárteles: el CJNG, el de Sinaloa, el del Golfo, los Zetas, Guerreros Unidos, Los Beltrán Leyva y el Cártel Independiente de Acapulco.
En Guerrero hay seis organizaciones criminales: el CJNG, el de Sinaloa, Guerreros Unidos, La Familia, el Cártel Independiente de Acapulco y Los Marquina y/o Cártel de la Sierra.
En la capital del país existen cuatro cárteles: el CJNG, el de Sinaloa, la Unión Tepito y la Fuerza Antiunión.